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Viernes 20 de Marzo, 2020

Reflexión para la familia en tiempos de coronavirus: "Tratado sobre la peste"

 


Nuestro párroco nos regala este hermoso subsidio para meditar en nuestros hogares

San Cipriano de Cartago (200-258)  “Tratado sobre la peste”

VIDA Y OBRA

VIDA:

Cecilio Cipriano Tascio nació cerca del año 200 en Cartago, de familia acomodada y culta. Cansado de la inmoralidad pública y privada de sus compatriotas buscó lo más elevado y lo encontró gracias al ejemplo y testimonio de vida de algunos cristianos y los escritos Tertuliano, de quién dependerá teológicamente. Decía: “cualquier cosa que el hombre prefiera a Dios, de eso se hace un ídolo”. Se dejó guiar en la catequesis del catecumenado hacia el Bautismo, que recibió a los 40 años. En el año 248 recibió el sacerdocio y un año más tarde fue elegido obispo de Cartago por aclamación popular.

Durante su episcopado tuvo que afrontar diversas dificultades, como las persecuciones de los emperadores Decio y Valeriano, mostrando sus dotes de gobierno. En el año 251, el emperador Decio decreta una gran persecución contra los cristianos. Algunos recién bautizados para evitar la muerte, ofrecen incienso a los dioses, lo que representa una apostasía. Por la misma razón, tuvo que buscar la manera de reconciliarse con aquellos que habían abandonado la fe, claudicando ante la prueba, “los lapsi” y buscar cómo reintegrarlos en la Iglesia. Fue severo, pero no inflexible, concediéndoles el perdón después de una penitencia ejemplar. Esta práctica buscaba el bien del penitente, fortalecía su propósito de fidelidad y acrecentó la fe de muchos.

En el año 252, Cartago sufre la peste de tifo y mueren centenares de personas. El obispo Cipriano organiza la ayuda a los sobrevivientes. Vende sus posesiones y predica con gran unción la importancia de la limosna. Escribe un tratado Sobre la Muerte que en el libro VII hablará sobre la peste y como enfrentarla con fe.

En el año 257, el emperador Valeriano, decreta otra persecución aún más cruel. Todo fiel que participe o asista a una Eucaristía deberá ser desterrado o corre peligro de muerte. Este mismo año es exiliado, pero como sigue celebrando la misa, en septiembre del 258 lo condenan a muerte.

OBRA

Su actividad literaria está íntimamente ligada a los acontecimientos de su vida y tiempo. Era un hombre de acción que se preocupaba por sus feligreses. Tuvo gran amor por la Sagrada Escritura, que influyó en su estilo, plagado de citas bíblicas que ilustran su pensamiento. Posee un magnífico Comentario al Padre Nuestro y un Tratado sobre la muerte, en el cuál dice: “Ninguno que tenga fe, puede tener miedo a la salida de este mundo para entrar en un mundo mejor”. La muerte es para el cristiano el descanso después del combate. Fue gran maestro y predicador.

Para san Cipriano, la Iglesia es el único camino de salvación. La Iglesia es la esposa de Cristo, y su característica fundamental es la unidad, es como el Arca de Noé que nos lleva a todos a la salvación. Por eso dice: “Nadie puede tener a Dios como Padre, si no tiene a la Iglesia como madre”.


TRATADO SOBRE LA PESTE y como enfrentarla con fe:

NUESTRO DESTINO ES EL CIELO:

“Yo bien veo, queridos hermanos, que muchos de ustedes son hombres de razón y tienen tanta fe y fervor en la voluntad, que no los asuntan los estragos que está haciendo la peste, antes bien manteniéndose unidos a la roca firme, que está puesta en medio del mar, contra la cual revientan y se estrellan las furias de las olas, no hace balbucear su constancia de fe ante los constantes golpes con los que los sacude el mundo para derribarlos.

Pero, también advierto que algunos del pueblo, por su falta de espíritu, falta de fe, o amor a la vida, o por blandura, o por ignorancia de la verdad empiezan a desmayar sin manifestar la fortaleza y magnanimidad de un corazón cristiano para alentar su debilidad les he escrito estas reflexiones…

Vemos suceder puntualmente lo que se había predicho, y si se van cumpliendo sus amenazas, también se iran cumpliendo sus promesas. Dice Jesús: «Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación» (Lc.21,28). Queridos hermanos el Reino de Dios está cerca, el premio de la vida ya llega, los gozos de la salvación eterna, la perpetua alegría, la posesión del paraíso anteriormente perdido, porqué se va acabar el mundo, y lo celestial sucederá a lo terreno. ¿Qué hay que temer ahora? O ¿por qué afligirnos? ¿Quién entre tantos motivos de regocijo y contento estará triste y temeroso?; a menos que haya perdido la fe y la esperanza toda. Solo teme a la muerte quién rehúsa ir a Jesucristo, y solo rehúsa ir a Jesucristo quién no quiere reinar con Él. Está escrito. «El justo vivirá por la fe» (Rm.1,17). Pues, si eres del número de los justos, si vives por la fe, si crees verdaderamente en Dios, ¿por qué habiendo de estar en compañía de Jesucristo, y hallándome asegurado en sus promesas, resistiré a su llamada? ¿Por qué no alegrarme de estar ya libre de las asechanzas del demonio? 

Simeón, aquel varón verdaderamente justo, tan lleno de fe, tan fiel observador de los preceptos del Señor, cuando después de haberle revelado el Señor, que no moriría sin ver a Cristo, vio en efecto entrar a Jesús niño con su Madre en el Templo, y el mismo Espíritu vino a darle a entender y comprender que luego había de morir y exclamó: «Ahora, Señor, puedes según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz, porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel» (Lc.2,29-32)”.


PARA CONVERSAR EN FAMILIA:

  • ¿Cómo unir nuestra fe a los acontecimientos de nuestro tiempo?

  • ¿Qué te fortalece ante la adversidad?

  • ¿Crees en la Vida Eterna? ¿Esto te ayuda ante las dificultades?




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