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Publicada: Domingo 07 de Diciembre, 2025

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 3, 1-12

 


Domingo 7 de diciembre, Tiempo de Adviento

En aquellos días, se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea:

“Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca”.

A él se refería el profeta Isaías cuando dijo: “Una voz grita en el desierto: “Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos””.

Juan tenía una túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. La gente de Jerusalén, de toda la Judea y de toda la región del Jordán iba a su encuentro, y se hacía bautizar por él en las aguas del Jordán, confesando sus pecados.

Al ver que muchos fariseos y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo: “Raza de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca? Produzcan el fruto de una sincera conversión, y no se contenten con decir: “Tenemos por padre a 3Abraham”. Porque yo les digo que de estas piedras, Dios puede hacer surgir hijos de Abraham. El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles: el árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego.

Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero Aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla y limpiará su era: recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en un fuego inextinguible”.

Palabra del Señor

 

Te invitamos a meditar el evangelio con la guía de Fray Javier Garzón Garzón del Convento Santo Tomás de Aquino - 'El Olivar', Madrid:

El Adviento trae siempre rostros con los que identificar nuestro camino de fe. Son rostros clásicos del pasado (Juan Bautista, María, José, los profetas, etc.), que nos sugieren elevar la mirada y reconocerlos actuales en personas y situaciones del presente.

La espera y la esperanza identifican la sed de todos los hombres y mujeres a lo largo de los tiempos. En el fondo, el Adviento es una invitación a mirar de otra forma la realidad de siempre, reconociendo en ella las promesas de Dios, que siguen vigentes, y acogiendo los anhelos más profundos del corazón humano.

A ello nos invita el texto de Isaías, capaz de ver vida y futuro en el tronco que aparentemente está ya vencido y muerto. El Bautista nos empuja a volver al desierto, allí donde el agua del Jordán evoca conversión, exigencia y valentía para reconocer la necesidad de salvación que mueve nuestras búsquedas.

Fuente: Dominicos.org




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