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Domingo 16 de noviembre, Tiempo Ordinario.
Como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: “De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido”.
Ellos le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?”
Jesús respondió: “Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: “Soy yo”, y también: “El tiempo está cerca”. No los sigan. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin”.
Después les dijo: “Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.
Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.
Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque Yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.
Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas”.
Palabra del Señor
Profundiza en este pasaje bíblico con la guía de Fray Ángel Fariña Pérez (O.P.) del Convento de Nuestra Señora de Atocha, Madrid, España:
La celebración de este domingo, que nos va acercando a un nuevo año litúrgico, nos lanza la invitación de leer la realidad desde una perspectiva esperanzada. Y esto nos llama a actuar con firmeza. Así pues, debemos trabajar para que, hoy mismo, en un mundo que parece no ofrecer nuevos comienzos, un futuro esperanzador y la posibilidad de romper con lo mismo de siempre, se convierta en un lugar lleno de oportunidades y promesas de un mañana mejor. Laborar en este sentido es colaborar con los planes de Dios. Es seguir haciendo posible la Encarnación. Es hacer su voluntad y confiar en que un día tenga a bien llevar a plenitud lo que aquí sólo alcanzamos limitada y provisionalmente. El papa León XIV en la Exhortación Apostólica DILEXI TE nos dice, entre otras cosas, que «el amor cristiano atraviesa abismos humanamente insuperables» (Nº 120).
¿Sabremos renunciar a nuestras efímeras y a veces ridículas seguridades para encontrar nuestro apoyo en Dios? ¿Seremos capaces de destruir nuestros deseos egoístas de poseer, para poseer sólo la gracia y experimentarlo todo como don? ¿Podremos cambiar nuestra forma de vida, las más de las veces endogámicas, para que el mundo pueda ser más justo aun teniendo que echar por tierra nuestras comodidades y caprichos? ¿Dejaremos de dañarnos y despreciarnos unos a otros para defender nuestras patrias, nuestras religiones o nuestras identidades? ¿Estaremos dispuestos a que sea la paciencia activa la que marque el compás de nuestra vida creyente?
Puedes leer el texto completo haciendo clic AQUÍ.
Fuente: Dominicos.org
Av Vitacura 3729, Vitacura, Región Metropolitana
Teléfono: 22 208 1730
E-mail: secretariapinmaculada@iglesia.cl