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Publicada: Domingo 02 de Noviembre, 2025

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 11, 17-27

 


Domingo 2 de noviembre, Tiempo Ordinario

Al llegar a Betania, Jesús se encontró con que Lázaro estaba sepultado desde hacía cuatro días. Betania distaba de Jerusalén sólo unos tres kilómetros. Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano.

Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. Marta dijo a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas”. Jesús le dijo: “Tu hermano resucitará”. Marta le respondió: “Se que resucitará en la resurrección del último día”.

Jesús le dijo: “Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?” Ella le respondió: “Si, Señor, creo que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo”.

Palabra del Señor

 

A continuación, puedes reflexionar el Evangelio con la guía de Fray Jesús Espeja Pardo (O.P.) del Convento de Santo Domingo, Caleruega:

La liturgia da relieve a esta Conmemoración por varias razones. Primera, porque los fieles difuntos también son Iglesia o cuerpo espiritual de Jesucristo que han entrado ya en ese mundo sin dolor ni muerte; de ese mismo cuerpo son ellos y nosotros; seguimos unidos. Segunda, porque los fieles ya difuntos cuando caminaron en este mundo sembraron en favor nuestro lo mejor que tenían, y es natural que demos gracias por su vida en la tierra y celebremos nuestra confianza en que, por la misericordia de Dios, hayan vencido a la muerte. Tercero, porque nos recuerdan nuestra vocación cristiana: en el agua del bautismo fuimos simbólicamente sepultados para resucitar a una vida nueva donde han entrado ya definitivamente nuestros hermanos difuntos. Debemos caminar en esa vida nueva.

En el calendario litúrgico para esta Conmemoración se dan varias opciones en la elección de lecturas. En todas ellas hay como tres claves fundamentales: morimos insertos en el misterio pascual de Jesucristo que muere por amor venciendo a la muerte; cuando termina nuestra vida en la tierra, Dios misericordioso nos acompaña; todo lo bueno que hemos intentado sembrar en este mundo, ya no cae en el vacío.

Para dejar libertad a las distintas comunidades en la elección de las lecturas, centraré la reflexión  en tres frases que leemos en los textos propuestos.

 

Fuente: Dominicos.org




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