Tweet |
|
Jesús enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse:
“En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres; y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: “Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario”.
Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: “Yo no temo a Dios ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme””.
Y el Señor dijo: “Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a Él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia.
Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?”
A continuación te invitamos a meditar la Palabra con la guía de Fray Juan Carlos Cordero de la Hera (O.P.) del Convento de Nuestra Señora de Atocha, Madrid:
Dios no se parece, ni mucho menos, al juez de la parábola. Dios conoce muy bien las injusticias que sufren los pobres y vulnerables, todos sus hijos e hijas. Y desde su misericordia, sale siempre en favor de todos nosotros.
El mensaje del evangelio es claro, por eso es buena noticia: Dios está de parte de los que no pueden defenderse. Esto choca tantas veces con la justicia del mundo, que parece favorecer más a los poderosos que a los débiles.
Por eso Jesús recuerda a sus discípulos, los de entonces y los de ahora, que debemos poner siempre nuestra confianza en el Padre, estar en comunión con Él y en la oración perseverante, experimentar así que nunca va a dejar de escucharnos, querernos y estar de nuestra parte.
Fuente: Dominicos.org
Av Vitacura 3729, Vitacura, Región Metropolitana
Teléfono: 22 208 1730
E-mail: secretariapinmaculada@iglesia.cl