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Domingo 13 de julio, Tiempo Ordinario
Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?” Jesús le preguntó a su vez: “¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?” Él le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo”. “Has respondido exactamente, -le dijo Jesús-; obra así y alcanzarás la vida”.
Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: “¿Y quién es mi prójimo?”
Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: “Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver”. ¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?” “El que tuvo compasión de él”, le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: “Ve, y procede tú de la misma manera”.
Palabra del Señor
A continuación, puedes meditar el pasaje del Evangelio con la guía de Fray José Antonio Heredia Otero, Casa San Alberto Magno, Valencia, España:
En tiempo de Jesús se discutía a cerca del orden a establecer en los mandamientos.
Jesús remite a las fuentes. Hay un mandamiento que se desdobla en dos y que resume toda la ley y toda la predicación profética: no es posible amar a Dios, al que no se ve, si no se ama al hombre al que se ve.
El auténtico amor de Dios empuja al amor de su imagen viva que es el hombre y el amor del hombre hasta dar la vida por él, si fuera necesario es la señal más auténtica y creíble del amor a Dios.
El prójimo es cualquier persona necesitada de ayuda o simplemente de compañía, solidaridad o comprensión.
Jesús, entiende por prójimo cualquier persona, imagen y semejanza de Dios.
El relato del buen samaritano, nos presenta uno de los rasgos más importantes de lo que hay que entender para llevar la ley a su plenitud y cumplimiento: que la misericordia está por encima del culto.
Hoy como ayer, es necesario volver la mirada al comportamiento de Jesús.
Fuente: Dominicos.org
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