Celebración de Corpus Christi llenó de vida y sentido la parroquia

Así vivimos esta fiesta

Con una solemne Misa y posterior procesión al interior del templo, celebramos la fiesta de Corpus Christi el domingo 22 de junio, destacando el misterio de la presencia real de Cristo en la Eucaristía. La celebración fue presidida por el padre Javier, quien en su homilía nos animó a vivir esta solemnidad como un verdadero envío: “Tú eres el Cuerpo de Cristo. Esta es la gran sorpresa del Evangelio de hoy. No se trata solo de recordar un milagro del pasado, sino de asumir que hoy somos nosotros quienes estamos llamados a dar de comer”.

A la luz del Evangelio de la multiplicación de los panes, nuestro párroco subrayó que el milagro comienza con la entrega, no con la abundancia. “Cinco panes duros y dos peces casi pasados fueron suficientes para Cristo. Lo poco, cuando se pone en sus manos, se multiplica”, expresó. Y añadió: “No espera que tengas mucho, solo que confíes y te entregues. Y lo que Él hace con tu entrega, siempre sobra”.

El Padre Javier también recordó la enseñanza de san Agustín: “Cada vez que comulgamos, nos cristificamos. Cristo no se transforma en nosotros; nosotros nos transformamos en Él”. En ese sentido, destacó que la Eucaristía “no es solo un rito: es la fuerza que transforma el corazón y lo vuelve capaz de amar como Jesús. En un mundo marcado por el cálculo y el intercambio, la Eucaristía nos recuerda que el amor verdadero se dona, se parte, se reparte... y nunca se agota”.

Inspirado en una reflexión de san Alberto Hurtado, concluyó que Cristo no necesita lo perfecto, sino lo disponible: “Él toma nuestra pequeñez, la bendice y la multiplica. Esa es la lógica de la Eucaristía: lo poco, entregado con amor, se convierte en abundancia para muchos”.

La celebración culminó con una breve, pero significativa procesión en la que, en silencio y oración, acompañamos al Santísimo Sacramento por el interior del templo, expresando nuestra fe y gratitud por el don de la presencia real de Jesús en la Eucaristía.

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¡Él te espera!