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Martes 17 de Septiembre, 2024

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 9, 30-37

 


El Hijo del hombre va a ser entregado. El que quiera ser el primero debe hacerse el servidor de todos.

Jesús atravesaba la Galilea junto con sus discípulos y no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará. Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas.

Llegaron a Carfarnaúm y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: ¿De qué hablaban en el camino? Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande.

Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos.

Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a Aquél que me ha enviado.

 

Palabra del Señor

Te invitamos a meditar las palabras del Evangelio con la guía de Fray Vicente Niño Orti, del Convento Santo Tomás de Aquino 'El Olivar' Madrid.

Por el camino habían discutido quién era el más importante

Con afecto y cariño, con cuidado y amor, el Señor Jesús nos vuelve a mostrar su pedagogía recordándonos, tratando que volvamos a pasar por el corazón, que no es el poder, la fama, la gloria, el dinero, el éxito, lo que llena el corazón del ser humano. Les da una idea y les muestra un gesto. Idea: solamente sirviendo a los demás, el corazón del hombre se plenifica. Gesto: colocar a un niño, los más pequeños y vulnerables, los que no cuentan, a los que nadie echa cuentas, y ponerlo como modelo de cómo han de ser las personas: sencillas, sinceras, espontáneas, vulnerables.

El que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado

Hay una pregunta que, quizás nuestro mundo de hoy más que nunca se hace, aunque no la verbalice del todo: ¿Por qué fiarnos de lo que Jesús dice? ¿Por qué si todo clama con el mensaje contrario -que la felicidad y la plenitud viene del poder, del tener, de la fama y el éxito, y que la pequeñez, el servicio, la debilidad son fuente de malestar- hemos de aceptar lo que Jesús enseña? ¿Con qué autoridad podemos aceptar su mensaje? El Señor Jesús nos lo dice. No es sólo su palabra, es que su vida es testimonio de la Promesa del Amor de Dios. Si Dios, que nos conoce más que nosotros mismos, si como creador nos ha “hecho” de una determinada condición, sólo bajo su autoridad se puede recordar al ser humano quién y para qué está hecho.

Fuente: Dominicos.org




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