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Domingo 23 de Marzo, 2014
Raimundo Prado junto a uno de sus hijos partió a una hermosa misión en Mozambique

Padre e hijo unidos por el servicio a los más necesitados

 


Además de llamarse por el mismo nombre, tener la misma profesión y compartir el amor de la familia, a Raimundo Prado y su hijo los une la pasión por servir allí donde más se necesita, incluso si ese lugar está fuera de las fronteras de nuestra tierra. En el siguiente artículo compartimos la historia de estos dos veterinarios, fieles de nuestra parroquia, que recientemente partieron a Mozambique a contribuir con un proyecto social.

El lunes 17 de marzo, a las 10 de la mañana partió el vuelo que llevó a Raimundo papá y Raimundo hijo, hasta África. El motivo que los movilizó fue un proyecto del sacerdote chileno Roberto Guzmán, que pretende instaurar en Mozambique la producción y consumo de leche de cabra, de manera de potenciar la dieta de la población.

Antes de partir y en medio de los últimos preparativos, Raimundo Prado compartió su testimonio de fe y servicio que lo impulsaron en esta misión junto a su hijo.

¿En qué consiste el proyecto que desarrollará en Mozambique?
El gran objetivo es incorporar la leche de cabra y huevos a la dieta de la población de Mozambique porque vemos con preocupación que allí las personas mueren por falta de proteínas. Vamos a instalar cinco cabrerías, una en el lugar del a misión del Padre Roberto y otras en sus alrededores, además de los gallineros. La cabra es un animal pequeño, muy eficiente, toma poco agua y todo lo que come lo transforma en leche y carne.

Siempre su vida ha estado ligada al campo. Raimundo es de San Felipe, creció en contacto con la naturaleza, la vida sencilla y el trabajo de la tierra. Además, trabajó con el obispado de esa ciudad por siete años durante los cuales hicieron una lechería de cabra, campos ganaderos, capacitación a la gente en agricultura y cultivo de trigo y maíz. Este conocimiento y su formación como veterinario lo llevaron a tomar la decisión de embarcarse en esta iniciativa.

¿Cómo se vinculó con esta iniciativa?
Hace unos años vi un programa de televisión donde mostraban a los niños en África, y le dije a mi señora que después de criar a nuestros siete hijos podríamos ir por esos lugares... ¡tenemos tanto que entregar!

Luego de unos meses un amigo lo llamó contándole del caso de un sacerdote chileno que lleva 17 años en Mozambique, el Padre Roberto Guzmán. En ese momento se enteró que el sacerdote necesitaba un veterinario que supiera de cabras, que supiera hacer queso, conservar la leche y se dio cuenta que todos esos requisitos los cumplía. Pronto se entusiasmó y de ser un proyecto personal se convirtió en uno familiar, contagiando a los amigos y fieles de la parroquia.

¿Cómo fue recibida esta noticia en su familia?
Su recepción fue positiva y eso me reafirmó que la decisión era buena.

Tan buena acogida tuvo el proyecto en su familia que su hijo Raimundo, recién recibido de veterinario, decidió a acompañarlo por tres meses. Las ganas de ayudar al que lo necesita está muy presente en esta familia. "Mis hijos, mi familia, amigos, el colegio de mis hijas, el padre Eduardo... muchos se fueron involucrando en esta tarea y es la única manera que funcione. Las oportunidades el jefe las manda y ojalá no nos pille dormidos o las dejemos pasar... Tenemos mucho que entregar...En Chile estamos en otro nivel de apoyo, acá el Estado se encarga de la gente más vulnerable, en cambio en este caso no llegan las ayudas que se necesitan".

¿Cuál será su rol?
Se necesita no solo diseñar un proyecto si no que participar con la gente, transmitir y convencer de que esta idea es buena, eso significa ser parte de la comunidad, conocerlos, acoger sus ideas... todo los proyectos que se imponen fracasan.

¿Qué siente al participar de esta obra?
El proyecto representa una posibilidad de poner mi conocimiento al servicio, el jefe te llama en cualquier momento uno no puede llevarse para sí los conocimientos, uno se pregunta dónde puede ayudar y eso me da mucha tranquilidad. Siempre había tenido la intención de ayudar pero nunca pensé que a mi edad me iba a pasar.

A horas de partir a Mozambique Raimundo aprovecha de agradecer tanto apoyo recibido. "El proyecto se financia solo con platas y apoyo de las familias, amigos, la parroquia, el colegio Santa Úrsula, es como una cadena de solidaridad".




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