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Viernes 01 de Febrero, 2013

Compartiendo los frutos y sueños de nuestra parroquia

 


Repasando los momentos que nos acompañaron como parroquia durante el año recién pasado y mirando los desafíos que alientan este nuevo año pastoral, el Padre Eduardo Howard comparte su saludo y reflexión.

No es fácil evaluar la vida de una parroquia, son muchas las áreas que se pueden considerar. Uno podría quedarse con una mirada más simple, y conformarse porque la parroquia está remodelada, la Iglesia está bonita, tenemos bastante atención sacramental (misas, confesiones, bautizos, visitas a enfermos), la Iglesia está siempre abierta, etc. y desde esa perspectiva pareciera que la parroquia está bien, de hecho mucha gente me felicita por "lo linda que está la parroquia".

Por otra parte, los feligreses son generosos, yo estoy muy agradecido de la ayuda y la confianza en las múltiples campañas de solidaridad. Hay muchas personas que tienen una sensibilidad social muy fuerte y eso es un aspecto muy importante de nuestra fe y de nuestro amor a Dios. Espero que éste año se pueda saldar la deuda que tenemos con los feligreses y comenzar la construcción del proyecto Hualañé, que por diversas dificultades y trabas legales, aún no ha podido materializarse; las últimas noticias son que si se firma una resolución del Serviu podría comenzar a construirse en marzo.

Está lo espiritual, muchas personas acuden diariamente a la misa, buscan la confesión frecuente, etc. Me gustaría que ese amor a Dios se manifestara también en la adoración eucarística, en grupos o comunidades de oración, de lectura de la palabra de Dios, en talleres de oración, y por supuesto en la caridad con los que lo necesitan.

Creo que como parroquia tenemos una deuda con la misión; cuesta mucho que los cristianos de hoy internalicen que la misión es una dimensión intrínseca al cristianismo. El Papa ha dicho: "la iglesia está para evangelizar" y también habló en Aparecida de la dimensión misionera del cristiano, inseparable de su condición de discípulo, "como dos caras de una misma medalla el discípulo es misionero o no es verdadero discípulo". Son palabras fuertes y pareciera que no son suficientes para interpelar la vida de los fieles; queremos estar bien con Dios y también nos preocupa nuestra familia. Y los demás pareciera que no son nuestra responsabilidad. Esto es algo muy delicado porque no podemos estar bien con Dios si no nos preocupan los demás. En general vivimos la fe de una manera un poco individualista, cómoda y en eso tenemos que crecer.

La parroquia es una comunidad de fieles, discípulos-misioneros de Jesucristo- que tienen un pastor propio, el párroco, y que han recibido del Señor la misión de ser Iglesia y de construir la Iglesia a través de las relaciones entre los hermanos y de las iniciativas que se tomen para llevar al Señor a los que están lejos y a cualquiera que lo necesite". Desde esa perspectiva, ha sido importante en este tiempo la respuesta a una de las orientaciones pastorales de nuestra Arquidiócesis: la renovación de algunas instancias pastorales que favorecen el desarrollo de la comunidad, como por ejemplo, la consolidación y renovación del Consejo Pastoral, del Consejo Económico, y de algunas pastorales como la Pastoral de enfermos que visita la Clínica Alemana los días lunes y miércoles, la Pastoral Bautismal, la Pastoral de Novios, etc.

Por otra parte, "el Papa nos ha invitado a celebrar el Año de la Fe, y en ése contexto ha querido que volvamos a los documentos del Concilio Vaticano II para seguir implementándolo porque falta mucho por hacer en esa dirección. Un ejemplo es que muchos fieles laicos, sin saberlo y con la mejor voluntad, tienen una mirada pre-
conciliar de la Iglesia, ven a la Iglesia como la institución a la que acudimos a recibir sacramentos y servicios, una institución jerárquica de la cual soy parte pero en la cual no tengo mucho que aportar".

Ha sido un crecimiento y una gracia de Dios que en algunas instancias de la parroquia hemos trabajado muchas veces, durante el año pasado, reflexionando en torno a la vocación y misión de los fieles laicos, teniendo como texto guía la exhortación apostólica Christifideles Laici, del Papa Juan Pablo II, un documento maravilloso en el
cual el Papa desarrolla este tema inspirado en la parábola de la vid y los sarmientos (Jn 15).

Los bautizados son parte de Cristo; así lo rezamos en el momento de la unción con el santo crisma cada vez que celebramos un bautismo: "Dios todopoderoso Padre de nuestro Señor Jesucristo, que te ha liberado del pecado y te ha dado nueva vida por el agua y el Espíritu Santo, te unge con el crisma de la salvación para que incorporado a su cuerpo santo, permanezcas como miembro de Cristo sacerdote, profeta y rey hasta la vida eterna".

Entiendo que comprender esto no se logra de un día para otro, es un trabajo lento, que se hace de a poco y que no podemos descuidar porque estoy convencido que ésa es la posibilidad cierta de la renovación de la Iglesia de la que tanto se habla hoy: que los cristianos conozcan, comprendan y asuman su vocación y su misión de ser hoy en el mundo, sacerdotes, profetas y reyes. Y como tales llamados a participar de la misión de Cristo dando frutos, como la vid que da fruto a través de los sarmientos...

Seguimos avanzando..., vamos caminando entre luces y sombras, como el pueblo e Israel a la tierra prometida, ahí está nuestra meta y nuestra esperanza. Y la gran alegría es que en este camino el Señor no nos abandona, el camina con nosotros y se hace camino para llevarnos al Padre.

Les deseo a todos un muy buen año 2013 y a la parroquia seguir creciendo para que en el Año de la Fe el testimonio de muchos impacte a muchos otros y los anime a seguir los pasos de Cristo.




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