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Viernes 18 de Noviembre, 2016

Lee la carta de nuestro Cardenal

 


“Iglesia que escucha anuncia y sirveâ€

El Cardenal arzobispo de Santiago Ricardo Ezzati a través del periódico Encuentro nos recuerda que para la Iglesia nos es “es ajeno un renovado compromiso de solidaridad en el ámbito de la educación, de la acogida de los migrantes, del servicio a los adultos mayores y a los niños abandonados”.

En ese mismo sentido, destacó el compromiso de las personas que se comprometen en las distintas iniciativas para acoger y servir a los más necesitados “¿Qué institución de Chile es capaz de mover tanta gente? Y no es la institucionalidad de la Iglesia que la mueve, sino la fe en Jesucristo: una fe que está más viva que nunca en el corazón del pueblo”, escribió.

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Con más de veinte siglos de existencia, la Iglesia Católica, cimentada en la Roca que es Cristo, continúa creciendo, llenando el corazón de hombres y mujeres con la esperanza que no engaña. Vivificada constantemente por la acción del Espíritu Santo, peregrina entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios, anunciando el gozo del Evangelio, la misericordia y la ternura de Dios, Padre de todos

Como la barca azotada por las olas, que describen los evangelios, a lo largo de toda su historia, y también hoy, navega en medio de las tempestades del mundo, con limitaciones y pecados, pero también con la certeza que las puertas del infierno no prevalecerán.

Gracias a la asistencia del Espíritu Santo, va adecuando su andar a los pasos y a las exigencias de diferentes momentos históricos, manteniendo, sin embargo, la firmeza de su identidad y el fundamento comunión fraterna e impulsan a la solidaridad y al servicio, especialmente a los pobres y desvalidos. A la Iglesia, no le es ajeno un renovado compromiso de solidaridad en el ámbito de la educación, de la acogida de los migrantes, del servicio a los adultos mayores y a los niños abandonados. A través de la Vicaría para la Pastoral Social Caritas, de la Educación o de la Esperanza Joven, en parroquias y comunidades, los pobres son atendidos con dignidad y prontitud. Y, a pesar de los tropiezos sufridos, no desmayamos en el compromiso de solidaridad y de servicio a quienes más necesitan, en hogares de ancianos, en centros educativos, en hogares de menores y en otros espacios de servicio humanitario. Destaco el aporte al crecimiento cristiano de tantos jóvenes a través de la educación cristiana en escuelas, colegios y universidades y en las varias iniciativas de la Vicaría de la Esperanza Joven. Todos los años miles de ellos peregrinan a los santuarios San Alberto Hurtado y Santa Teresa de los Andes o al cerro San Cristóbal. Este año, se sumó la masiva participación de alrededor de cien mil personas en la Plaza Bulnes, para celebrar el don de la vida y los cientos de miles de católicos que acuden durante el año a los diversos santuarios marianos diseminados por el país. Todo esto no habla de una institución en crisis, como algunos quisieran. ¿Qué institución de Chile es capaz de mover tanta gente? Y no es la institucionalidad de la Iglesia que la mueve, sino la fe en Jesucristo: una fe que está más viva que nunca en el corazón del pueblo. de su misión: anunciar el Evangelio de Jesucristo y ser testigo coherente de la misión recibida.

En este contexto el Papa Francisco y, en comunión con él, las comunidades eclesiales del mundo, llevan adelante un constante proceso de reforma interior de la Iglesia, que la ayuda a ser cada vez más fiel a la misión recibida y cercana a los hombres y mujeres de su tiempo, a fin de transmitirles, con mayor eficacia, la buena noticia de la fe, la justicia y la fraternidad proclamada por Jesús.

La Iglesia en Santiago no es ajena a esta misión. Desde su fundación al día de hoy ha emprendido un proyecto pastoral misionero, de comunión, participación y corresponsabilidad de todos los bautizados y en todos los ámbitos. En los últimos años, en particular, ha asumido la misión de “salir”, para evangelizar las periferias sociales y culturales de la ciudad, enfatizando el compromiso solidario con los más desposeídos y alejados de la fe de nuestra ciudad.

Las Orientaciones Pastorales llaman a ser una Iglesia que escucha, que anuncia y sirve, y la Iglesia se cristaliza en las comunidades concretas, diseminadas en todo el territorio de Santiago. Esas comunidades que experimentan el gozo de fe, la belleza de la comunión y la fecundidad de esa solidaridad que brota del mandamiento nuevo que nos dejó Jesús y que se actualiza en cada Eucaristía dominical.

Más de cuatro millones de hombres y mujeres que viven en Santiago, manteniendo sus ojos fijos en el Señor, van aprendiendo de Él cómo mantener despierta la esperanza que, día a día, se hace don en miles de acciones que anuncian el Evangelio, celebran los sacramentos, fortalecen la comunión fraterna e impulsan a la solidaridad y al servicio, especialmente a los pobres y desvalidos.

A la Iglesia, no le es ajeno un renovado compromiso de solidaridad en el ámbito de la educación, de la acogida de los migrantes, del servicio a los adultos mayores y a los niños abandonados. A través de la Vicaría para la Pastoral Social Caritas, de la Educación o de la Esperanza Joven, en parroquias y comunidades, los pobres son atendidos con dignidad y prontitud. Y, a pesar de los tropiezos sufridos, no desmayamos en el compromiso de solidaridad y de servicio a quienes más necesitan, en hogares de ancianos, en centros educativos, en hogares de menores y en otros espacios de servicio humanitario.

Destaco el aporte al crecimiento cristiano de tantos jóvenes a través de la educación cristiana en escuelas, colegios y universidades y en las varias iniciativas de la Vicaría de la Esperanza Joven. Todos los años miles de ellos peregrinan a los santuarios San Alberto Hurtado y Santa Teresa de los Andes o al cerro San Cristóbal. Este año, se sumó la masiva participación de alrededor de cien mil personas en la Plaza Bulnes, para celebrar el don de la vida y los cientos de miles de católicos que acuden durante el año a los diversos santuarios marianos diseminados por el país.

Todo esto no habla de una institución en crisis, como algunos quisieran. ¿Qué institución de Chile es capaz de mover tanta gente? Y no es la institucionalidad de la Iglesia que la mueve, sino la fe en Jesucristo: una fe que está más viva que nunca en el corazón del pueblo.

 

+ Ricardo Ezzati Andrello Cardenal arzobispo de Santiago

 

Fuente Periódico Encuentro

http://www.periodicoencuentro.cl/noviembre2016/pdf/encuentro.pdf

 




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