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Jueves 25 de Agosto, 2016

”Es indudable cómo se reconoce el rostro de Cristo en los internos”

 


Josefina Tobar es una de las voluntarias que asiste a la Cárcel Santiago 1 de Hombres de la Parroquia, en estas líneas nos quiere contar lo que ha vivido

Jesús en todo su evangelio nos enseñó la importancia de la caridad. De mirar al prójimo con amor, incluso al que más ha errado. Fue Él quien estuvo entre los despojados, los desprotegidos, los excluidos, los pobres y también, con los pecadores. Nos mostró la importancia de que el amor y la Palabra de Dios es para todos, sin excepción alguna.

Es justamente esta lección del evangelio de Jesús el que inspiró a Josefina Tobar a unirse al voluntariado de visitas a la Cárcel Santiago 1 de Hombres. Luego de un retiro realizado hace 5 años en la Parroquia realizado por el Padre Eduardo Howard se sintió profundamente llamada a entregar la palabra de Dios a los internos.

“Nació del anhelo  profundo que hace muchísimos años albergaba como deseo de servicio de visitar la cárcel y hacer presente la novedad del Evangelio allí donde el dolor parece cobrar espacio, y sin embargo con la certeza profunda de que donde hay dolor hay mucha esperanza por sembrar. Recibimos la invitación del Padre Eduardo y me inscribí e inmediato en lo que para mí es la respuesta y compromiso  con el Señor y con la Iglesia”.

En un principio se inscribieron diversas voluntarias. Hoy es junto con una más que acompañan a los reos los días jueves, sábado y domingo desde las 9:00 hasta las 12:00 horas. En la visita principalmente se lee el evangelio del día y se conversa con los internos, profundizando en el mensaje de la lectura, pero principalmente, el objetivo es acompañar a los reos y caminar con ellos.

“En este servicio me uno como servidora y colaboradora del Reino y de su Evangelio, haciendo presente la Esperanza y el Amor en la cárcel, donde ambas parecen haber sido relegadas o postergadas por el encierro y el abandono. Nos llama fuertemente la atención las condiciones de soledad en las que vemos a los internos. Poco visitados y en no pocas veces abandonados por los suyos”.

Para Josefina este voluntariado realmente ha cambiado su vida y ha profundizado su relación con Dios, ya que, ha podido servir como misionera ahí donde hay mucho dolor.

“En mi vida ha significado reavivar mi vida y renovar mi compromiso, junto a mi familia, para con Cristo y la Iglesia. Y vivo este compromiso con gusto, libremente y convencida de que el Señor retribuye con suma generosidad cada aporte. Creo profundamente que acompañar a personas que cumplen condena en las cárceles responde al envío que el Señor mismo nos hace “vayan por todo el mundo” y más aún llevar la luz del Evangelio allí donde parece no estar. Además, allí donde hay dolor creo yo que hay mucha esperanza por reavivar, sembrar y nutrir. Por último, acompañarlas me ha hecho como mujer madurar en la fe, como esposa y madre, como bautizada y misionera. Y los internos responden a este cariño y a este compromiso con mucha oración, aprecio, nos cuidan y están atentos a lo que nos falte”.
 

Siente que gracias a este voluntariado ha podido encontrarse en forma directa con Cristo lo que ha influido en toda su vida.

“Me ha ayudado a purificar la intención primera en el servicio al Señor, a fortalecer mi vocación bautismal y reavivar mi sentido de pertenencia a la Iglesia; me he acercado a mi Párroco y me ha permitido conocerle y ayudarle como colaboradora en esta pastoral, y él ha sido preocupado en disponer de recursos y tiempo para nosotras cuando lo hemos solicitado. Este voluntariado ha sostenido mi vida y la nuestra como familia: es indudable cómo una reconoce el rostro de Cristo en los internos, y por tanto visitarles y atenderlos resulta una urgencia que se renueva cada semana”.

Para muchos quizás resulta un voluntariado lejano y hasta peligroso, pero Josefina nos invita a no tener temor y a dejarse conducirse por Dios, animándonos a participar.

“La convicción profunda de saberme llamada por Dios a través de la Iglesia ha permitido despejar cualquier duda o temor. Es un regalo el saberme instrumento en las manos de Dios, y que la labor que una realiza no es otra cosa que la concreción de su Proyecto para conmigo, con mi familia y con la Iglesia. A todos quienes sienten el llamado a integrarse, les diría que no tengan miedo, que se reconozcan amadas y apoyadas por el Señor. Es Él quien guía, orienta y fortalece en cada momento, otorga las palabras justas y da el consuelo necesario. Dios protege, ilumina y lleva a adelante su obra, donde nosotras somos instrumentos que a través de la Iglesia obramos”.

El voluntariado está completamente abierto a todos y todas quienes quieran participar. ¡Atrevámonos a confiar en Dios y ser testigos de su amor en los lugares en donde más se necesita su Palabra!

 




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