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Miercoles 13 de Abril, 2016

Seamos testimonios del amor de Dios en nuestras comunidades

 


Francisco Javier Irarrázabal es Ministro de Comunión y nos cuenta su experiencia.

Son muchos los laicos que se comprometen, día a día, con sus comunidades parroquiales. Personas que entregan parte de su tiempo a entregar testimonio del amor de Dios a los feligreses de las parroquias.

En La Inmaculada Concepción son muchos los que participan en varias de las Pastorales en distintas funciones.

Un grupo de ellos son los Ministros de Comunión. Personas que se forman en forma muy responsable, para entregar el Cuerpo de Cristo a las personas que asisten a Misa, colaborando al Padre en la entrega de la Eucaristía, este hermoso don que Jesús nos dejó en el cual nos entrega su propio cuerpo para la remisión de los pecados.

Francisco Javier Irarrázabal es uno de ellos. Tiene 59 años, es casado y tiene cuatro hijos. Sus vínculos con la Parroquia comenzaron hace unos 20 años cuando volvió, el año 1996, junto con su familia a Chile, luego de vivir unos años en Argentina. Como se instalaron cerca de la Parroquia les pareció natural acudir a La Inmaculada Concepción a la Misa Dominical y a las actividades y fiestas de nuestra Iglesia.

Luego de estar unos años participando como feligrés, el Padre Eduardo Howard los invita, a él y a su esposa, a formarse como Ministros de Comunión y ellos, desde entonces, están cumpliendo esta tarea.

“Es un tremendo regalo el poder ayudar a nuestra Iglesia, es una oportunidad para dar testimonio. Sin duda te acerca más a la Iglesia y a su doctrina. Los cursos y charlas me han ayudado a crecer y a aprender”.

Hoy luego de algunos años participando como Ministro de Comunión en la Parroquia, se siente muy comprometido con ella y quiere seguir siendo útil.

“Me interesa poder seguir ayudando en lo que el Párroco nos pida. Sea como coordinador o guía en una misa, coordinando a los Ministros de Comunión para la Misa de Navidad o aportando desde cualquier otro aspecto donde uno pueda”.

Cuando le preguntamos qué sueña para la Parroquia, siente que le hace falta que personas jóvenes se integren en las labores y que sean muchos los que se sientan acogidos por la Parroquia.  

“Me gustaría ver más juventud, quisiera ser testigo de los frutos del trabajo del Padre Eduardo en la comunidad parroquial. En estos años mucho se ha avanzado haciendo Iglesia y comunidad, pero se puede seguir avanzando y es tarea de cada uno de nosotros hacer nuestro aporte a través de una participación activa”.

A todos quienes se sienten atraídos a ser parte de este hermoso desafío de ser portadores del Cuerpo de Cristo o bien a participar más activamente, los invitamos a acercarse a la Parroquia y atreverse a comprometerse con mayor responsabilidad con la Iglesia y, particularmente, con nuestra comunidad parroquial.

 




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